Vida
(1928-1962)
Nació
en Niza e 1928. Hijo de un paisajista en la escuela del sur de
Francia y de una de las primeras pintoras del informalismo en París.
Nunca
aprendió a pintar, él decía que con
la leche materna había mamado el gusto por la pintura.
Pasó
su infancia en Niza. A los diecinueve años marchó a Irlanda con un
amigo y un año más tarde estuvo en Londres como aprendiz del
dorador Rogert Savage, amigo de su padre; allí aprendió las
técnicas pictóricas y la preparación de colas, colores y barnices
que más tarde utilizaría. También estuvo en Japón, de 1952 al 53
donde fue entrenado física y espiritualmente y alcanzó el título
de cinturón negro de yudo.
Yves
Klein fue el alma
mater
del Nuevo Realismo. Sus actividades eran el resultado de un carácter
que fundía el inconformismo dadaista, el anhelo de transcendencia
espiritual y la habilidad de autopromoción.
Sólo
siete años duró su actividad artística (hasta su muerte) en la
cual, abarcó más de mil cuadros y es considerada en la actualidad
como una producción clásica del arte moderno, con una riqueza
imaginativa que todavía no se ha agotado.
Murió
el seis de Junio de 1962, tras sufrir dos ataques al corazón, no
pudo resistir el tercero.
Judo
El
judo Kõdõkan está profundamente influido por la filosofía Zen y
aboga por la comunión entre mente y cuerpo, por la plena armonía
con la existencia, por el desarrollo de la perceptividad y la
búsqueda de un estado de vacío. Por otra parte, Klein siempre tuvo
un gran interés por las enseñanzas místicas cristianas de la
doctrina rosacruz. Su fuerte afinidad por lo ritual y cuestiones
relativas a la inmaterialidad y el vacío que perduró en él a lo
largo de toda su vida expresan su interés por los temas
espirituales.
Aunque
Klein demostró claramente su preocupación por los fines
espirituales, la actividad ritual que le interesó nunca tuvo que ver
con la religión. Este interés por el ritualismo adoptó distintas
formas, pero ninguna caló tan hondo como lo hizo el judo. El
compromiso con este deporte y su práctica fue tan importante que
acabaría influyendo en su visión artística. Las artes marciales
están ligadas a las filosofías Zen y Budista, y fue quizá la
búsqueda del vacío del budismo la que determinó su interés por la
idea del vacío.
El
judo se centra en los katas: “un kata es una forma, un molde.
Designa una serie de movimientos técnicos, ejecutados con arreglo a
un plan de lucha contra uno o varios adversarios que atacan desde
distintos ángulos. “
Esta
práctica no puede estar nunca vacía, ya que , al ser un ritual
sujeto a la observación de unas reglas muy codificadas, nos exige
que evitemos expresar ideas o pensamientos muy concretos y que
estemos abiertos a todo lo que nos rodea, dejándonos impregnar por
ello.
Ives
le Monochrome
Su
actividad artística comienza en 1954, año en el que realizo un
conjunto de pinturas monócromas de pequeño formato. La uniformidad
plana del color de estos cuadros está motivada por su deseo de
eliminar toda huella de representación y cualquier forma de
subjetividad para ofrecer una manifestación de sensibilidad pura
(para él la sensibilidad era lo más importante). A Klein se le
empieza a conocer como le
monochrome (el
monócromo)
y
decía: He
tomado conciencia de aquello que llamo la sensibilidad pictórica-
esta sensibilidad existe más allá de nosotros mismos y pertenece
todavía a nuestra esfera. Nosotros no detentamos ningún derecho de
posesión sobre la vida misma. Solamente mediante nuestra toma de
posesión de la sensibilidad podemos adquirir la vida.
En
cuanto a la técnica, estabilizó el efecto cromático del pigmento
puro mediante las monocromías en los diferentes colores. Pero tan
pronto como eran mezclados con el aglutinante disminuía la
intensidad luminosa prevista. No sólo se trataba de un problema
técnico sino también de un desafío conceptual. A Klein no le
interesaba un efecto estético sino que buscaba dentro del color la
concordancia con la medida humana. En 1955 encontró la solución al
problema de la intensidad luminosa del color, en un nuevo proceso
químico que le llamaba rhodopas.
Se trataba de una resina (laca colofonia) que diluida con alcohol y
mezclada con el pigmento, mantenía la fuerza luminosa del color. Con
el tono específico de esa mezcla se podía conseguir (del mismo modo
que el tono armónico en la música) la sensación de estar
completamente impregnado por el color sin tener que definir el propio
color.
El
color adquiere una importancia absoluta como “materialización de
la sensibilidad” y a través de él manifiesta su empeño por
expandir la pura percepción visual a un concepto de percepción
sensorial integral. El artista desafía al espectador a sumergirse en
el espacio infinito del color y a experimentar una mayor sensibilidad
hacia lo inmaterial.
IKB
y la época azul
A
partir de 1957 Klein se ciñó al color azul ultramar, que era el que
mejor se ajustaba a sus deseos de una abstracción ligada a valores
espirituales y vivenciales: el
azul recuerda a lo sumo al mar al cielo, después de todo, lo más
abstracto de la naturaleza tangible y visible.
Hizo entonces del azul ultramar un elemento de identidad personal
como encarnación de esa sensibilidad suprema a la que aspiraba y lo
bautizó y patentó como IKB (Iternational Klein Blue), realizando
con él la mayor parte de su obra.
La
primera exposición de monocromías azules, llamada Proposte
monochrome epoca blue (Proclamación
de la época azul) en la Gallería Apollinaire de Milán fue un éxito
total. Se trataba de once monocromías azules completamente iguales
en cuanto a técnica y tamaño pero cada cuadro tenía un precio
diferente, según klein, la razón es que el precio variaba según la
carga de sensibilidad de la obra.
Cuando
esta exposición fue llevada a París, el 10 de Mayo de 1957 Kllein
invadió el cielo de Sain Germaine des Prés con mil un globos azules
a los que llamó Escultura
aerostática.
El
tema de la inmaterialidad obsesionaba a Klein quien lo abordaba en
sus monocromos, en su sinfonía silenciosa, en la omnipresencia de un
mundo pintado de azul IKB. El azul era para él lo invisible
haciéndose visible; era el vacío.
El
vacío. El pintor del espacio
La
exposición conocida con el nombre de Le
vide
(el vacío) tuvo lugar el 28 de abril de 1958 en la Galerie Iris
Clert de París. En ella, tras atravesar un baldaquino de color IKB,
custodiado por dos guardias tan sólo s encontraban las paredes
desnudas, ello era para encontrarse
de lleno en la propia sensibilidad pictórica.
Consistió
en dejar un espacio completamente desnudo, lo que para Klein
significaba una exhibición de zonas de sensibilidad pictórica
inmaterial. El anticonvencionalismo de las escenificaciones de Klein
y el plurimorfismo de su obra respondían a un profundo deseo de
despertar la conciencia espiritual del ser humano, de amplificar su
capacidad para sentir las fuerzas del cosmos y conocer la verdadera
esencia del universo.
Klein
demostraba con esta no-instalación que el arte ya no consistía en
imitar lo visible, ni en tratar de hacer visible lo invisible, sino
que el arte, puede directamente trabajar con lo invisible, con el
vacío como material.
De
esta manera anticipa lo que será el arte conceptual.
El
salto en el vacío
El
27 de Noviembre de 1960, en el marco del III festival de Arte de
Vanguardia, el diario France-Soir dedicó unas hojas a un supuesto
Teatro
del vacío.
En primera página aparecía un fotomontaje en el que el artista
parecía sobrevolar una calle parisina. El Salto
al vacío,
así se titulaba el fotomontaje, es, según Klein, una metáfora de
ese
vacío inconmesurable en el que vive el espíritu permanente y
absoluto, liberado de toda dimensión,
metáfora por tanto de su sensibilidad
y su arte.
Incluso
hoy en día sigue siendo admirable el talento inventivo de este
artista en relación con los medios de comunicación. Salto al vacío
supone una conquista de un nuevo terreno para el arte de la
imaginación. Invisible para el ojo pero presente en todo momento.
Antropometría
Sin
duda sus obras más conocidas son las Antropometrías
azules,
huellas de los cuerpos de las modelos previamente embadurnados con
IKB.
La
primera representación pública de las Antropometrías fue el 9 de
Marzo de 1960, dentro de un contexto de performance,
en la Galerie Internationale d´Art Contemporaine, mientras un grupo
de cámara interpretaba la Sinfonía
Monótona-Silencio (una
sola nota mantenido durante veinte minutos seguidos de otros tantos
de silencio) Klein dirigía sus pinceles vivientes que presionaban
sus cuerpos sobre los lienzos extendidos en la pared y en el suelo.
Con
la creación de las “Antropometrías”, una coreografía en la que
un grupo de mujeres dejaba la huella de sus cuerpos en la superficie
del lienzo, Yves Klein demostró tener esa disciplina ritual de la
que hemos hablado.
Es
una acción en el tiempo, y su éxito radica en que esta relacionado
con la precisión y la belleza del gesto, que se proyecta en la
realidad física de la obra. Él mismo nos explica el descubrimiento
de esta práctica:
“Casi
siempre pinto con modelos y, desde hace algunos años, con su
colaboración activa. La modelo crea dentro e incluso fuera del
taller un ambiente sensual que confiere estabilidad al material
pictórico. Por lo tanto, probé a utilizar modelos: fue algo muy
bonito.
La
trilogía cromática
En
1960 realizó diversos cuadros en azul, rosa y oro como
representación de lo trascendente; además los tres colores están
presentes en la llama, siendo así símbolo del fuego, unos de los
principios más universales, considerado como elemento unificador y
transformador en todas las culturas. Con esta terna cromática, Klein
impregnó esponjas (las utilizaba para pintar, así descubrió su
belleza), tiñó objetos y cubrió lienzos a los que bautizó según
el color utilizado, Mono-blue (MB), Mono-golden (MG) y Mono-púrpura
(MP).
Pero
fue el oro sobre todo el que utilizó con la máxima perfección
técnica ya que lo había aprendido en Londres. Le fascinaba la
frágil materialidad del oro. Pero hay que tener presente que Klein
nunca tuvo dinero para sus ambiciosas ideas, casi siempre muy
costosas, y en ese momento el oro, a parte de su valor material
ostentaba un determinado significado espiritual y metafísico, así
que para conseguirlo, vendió, siguiendo un detallado ritual, cheques
inmateriales a amigos, artistas y mecenas pero sólo por el valor
equivalente en oro, vendía zonas
de sensibilidad artística. Para
restituir el valor del oro al, según klein, ciclo
místico de las cosas arrojó
el 10 de Febrero de 1962 la mitad de ese oro al Sena, la otra mitad
la empleó en pan de oro para sus cuadros dorados.
“El
fuego y el calor son un instrumento de explicación en los ámbitos
mas diversos, ya que entrañan para nosotros recuerdos imperecederos
de experiencias personales decisivas. El fuego es íntimo y
universal. Vive en nuestro corazón, vive en la vela. Asciende de lo
profundo de la materia y se esconde latente, reservado como el odio o
la paciencia. Entre todos los fenómenos es el único capaz de
implicar con tanta claridad dos valores tan antagónicos: lo bueno y
lo malo. Brilla en el paraíso y arde en el infierno. Se puede
contradecir así mismo; es por tanto ,uno de los principios
universales”
Zona
de sensibilidad pictórica inmaterial
Vendía
zonas de distinto precio, zonas más caras y otras menos caras, menos
importantes. El valor aumentaba si se revendían. Sólo se podían
vender al precio marcado por Klein, que era el doble del precio
abonado, Klein les obligó a firmar una cláusula que exigía
ajustarse en la reventa a estas condiciones. Realizó ocho series de
recibos.
Es
en el recibo dónde “se materializa” la inmateriabilidad de la
obra. Quien lo poseyera era el dueño de una zona de sensibilidad
inmaterial pictórica. Algunos revendieron las zonas. Unos pocos
propietarios de las zonas de sensibilidad pictórica decidieron
quemarlos, para ellos Klein ideó una ceremonia solemne ante notario
y dos testigos, el comprador quemaba el recibo y mientras ardía el
recibo, Klein tiraba la mitad del oro al Sena, al aire libre
como es lógico, no se podían volver a recoger ni el oro ni las
pavesas de los recibos. Todo esto sucedió en los primeros meses de
1962. Y nunca quedó nada, ningún video, ninguna imagen…sólo la
imaginación de lo que nos han contado. Klein vendía realmente Zonas
invisibles de sensibilidad pictóricas.
Con
esta obra, Klein proponía tanto una reflexión sobre las estrategias
de intercambio comercial capitalista como un meditación sobre el
indefinible, incalculable valor del arte. Según una corriente
definición, un intercambio comercial consiste en la transferencia de
una persona a otra de la propiedad sobre determinado bien o servicio,
implicando el término “propiedad” el derecho de disponer del
bien o servicio en cuestión. Zone
de Sensibilité Picturale Immatérielle
problematiza el concepto de propiedad privada, concepto básico para
la mecánica del funcionamiento del sistema capitalista
preguntándose: ¿qué cosas pueden realmente poseerse y qué cosas
no?, ¿quién tiene el derecho de poseerlas y disponer de ellas?,
¿cuál es el “verdadero” valor de las cosas?, ¿quién se arroga
el derecho de establecer sus precios?
Cuadros
de fuego
La
trilogía de colores azul, oro y rosa se convirtió, junto con la
primera presentación de una columna de fuego y un muro de fuego, en
el tema central de su gran exposición individual en el Museum Haus
Lange en Krefeld en 1961. El día de la inauguración, se celebró un
ritual fuera de lo común, la únicia exposición completa, en vida
del artista, de sus obras y sus fantasías. Pero la coronación de la
exposición fue en el jardín: una escultura de fuego de tres metros
de alto, echando llamas hacia el aire (grandes tubos de gas bajo
tierra). Junto a ella el muro de fuego, que mediante una serie de
quemadores a fuego bajo, hacía aparecer un muro flotante de
ardientes rosetas azules de fuego. Klein acercó una hoja de papel al
fuego y mostró la quemadura en la exposición.
La
acertada cooperación de cultura e industria en Gelsenkirchen y
Krefeld animó a Klein a emprender otros experimentos de mayor
envergadura en París con la ayuda del Centre d´Essais du Gaz de
Francia. Realizó unos treinta cuadros al fuego con ayuda de un
enorme lanzallamas sobre un cartón previamente preparado. La idea
básica concordaba con la de las antropometrías: pintar con la
impronta del fuego. En estos cuadros Klein combinó también otras
técnicas: integró el elemento del agua, haciendo que las modelos se
mojaran el cuerpo para dejar una hulla húmeda sobre el cartón así
los rastros de agua resistirían por más tiempo a la combustión,
las improntas del cuerpo daban la sensación de ser sombras de color
flotando libremente en el fuego.
Ultimos
días
A
comienzos de 1962 Yves Klein se casa con Rotraut Uecker y estaba
embargado casi exclusivamente por la idea de crear su propio paraíso
en la tierra. Una zona climatizada con jardines, fuentes de agua y
fuego y un gran friso de figuras de impronta clásica como colofón
de este paisaje: quería hacer vaciados de su cuerpo y de sus amigos,
a tamaño natural y de pose clásica (la cabeza ligeramente girada,
brazos caídos con puños cerrados) y que llegara hasta las rodillas
y sin una base visible. La idea era realizarlos en bronce pintados de
IKB sobre un fondo dorado y el suyo estaría en el centro y hecho de
bronce dorado sobre fondo azul. Comenzó a hacerlos en Febrero y sólo
pudo realizar tres: los de sus amigos más íntimos Claude Pascal,
Armand y Martial Raysse.
Estilo
y Filosofía
La
obra de Klein se mueve en torno a conceptos influenciados por la
filosofía Zen, que él
mismo describe como "le Vide", "the Void" en
inglés (el vacío). El "le vide" de Klein es una especie
de nirvana que es "mudo" o posee pocas influencias de las palabras; se
trata de una zona neutral donde uno mismo está inspirado a prestar
atención sólo a sus propias sensibilidades, y queda expuesto a la
"realidad" como oposición de la "representación".
Klein presenta su obra en formas que son reconocidas como arte - pinturas, un libro, una composición musical - pero se encarga de
eliminar el contenido de tal forma que se pueda realizar: cuadros sin
pintura, libros sin palabras, composiciones musicales sin música,
permaneciendo tan sólo la cáscara, tal y como si estuviera allí el
arte. De esta forma Klein intentó crear para la audiencia sus "Zonas
de Sensibilidad Pictórica e Inmaterial". De esta forma evitaba
representar los objetos de una forma subjetiva o artística. Klein
deseaba que sus obras se representaran por la huella que habían
dejado: la imagen de su ausencia. El trabajo de Klein tiene
referencias fuertes a los contextos teóricos/arte-históricos así
como a la filosofía/metafísica, y su trabajo de alguna forma ayudó
a combinar todos ellos. El intento fue claro: empujó a la audiencia
y al público en general a experimentar un estado donde una idea
pudiera simultáneamente ser "sentida" así como
"comprendida".
Conclusión
La
obra de Klein es considerada, aunque de manera superflua, como la
continuación del discurso Dadá de Husksenbeck, conservando la
misma línea estética del denominado antiarte.
“El arte ya no puede recuperar su condición anterior… Esto
quiere decir, nada menos, que el arte tiene que salir de su propio
concepto para poder serle fiel”.
De
esta forma, el arte sólo puede continuar existiendo en su disolución
o negación, repitiendo una y otra vez el momento único e
irrepetible de su desaparición.
En
su obra, Yves Klein muestra su interés por la atemporalidad
entendida como la conversión de un instante efímero en algo eterno.
Así, la obra de arte no es el resultado material sino el proceso
previo a su ejecución. De esta forma, la presencia de la obra en la
propia obra, como fragmento de arte suspendido sobre el vacío,
cuestiona la propia posibilidad de su existencia.
Aparece,
así, la obra de arte inexistente entendida como monocromos: cuadros
no pintados, rituales de venta de zonas de sensibilidad pictórica y
demás propuestas Kleinianas en las que el objetivo central es
testimoniar la desaparición de la obra de arte como tal. O como se
entendía hasta este momento en la historia del arte.
El
lienzo se convierte en el único registro de un evento tridimensional
y espacial que se realizó en cierto momento y en cierto lugar,
previamente seleccionado. Lo que hace valer al objeto como obra de
arte es el show que le precede. El arte en Klein se resume a un
instante creador en el que se hace partícipe al público, quienes
pagan por ser testigos del momento de inspiración artística.
Joseph
Kosuth lo elogió como fundador del concept art, el Fluxus, el
happening, la performance, el body art y todas las manifestaciones
artísticas innovadoras se remiten a él.
Para terminar os pongo un enlace a un pdf con imágenes y textos que complementan la investigación sobre Ives Klein https://n-1.cc/file/view/1871685/ives-klein
Para terminar os pongo un enlace a un pdf con imágenes y textos que complementan la investigación sobre Ives Klein https://n-1.cc/file/view/1871685/ives-klein
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